¿Qué tan lejos estamos del acceso biométrico para vehículos?

En las películas es común ver personajes que abren sus vehículos con sólo pasar la palma de su mano o al registrar sus rasgos faciales, pero ¿qué tan cerca estamos de esa realidad? ¿Qué tan seguros son estos sistemas?

Se dice que todos los vehículos del futuro estarán equipados con sistemas biométricos, no sólo para controlar el acceso, sino para desbloquear ciertas funciones o incluso otorgar una experiencia personalizada al conductor: abrirle la puerta, ajustar el asiento, proponerle la mejor ruta y ofrecerle la música que más le gusta.

Actualmente, son las marcas de lujo y las versiones premium de ciertos modelos automotrices las que han anunciado la incorporación de este tipo de sistemas en sus autos, sobre todo, como mencionamos, enfocadas en brindar experiencias únicas a los conductores, que recibirán asistencia personalizada durante el manejo y minimizarán sus esfuerzos.

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Los lectores biométricos para autos son hoy una realidad y funcionan con el uso de huellas dactilares para otorgar acceso seguro a los vehículos, aunque su uso aún no está generalizado. Se dice que en 2025 dos de cada tres automóviles estarán equipados con este tipo de cerraduras de seguridad, basadas en uno o más rasgos biométricos.

¿Qué tan segura es la tecnología biométrica?

Regresando al tema de las películas, muchos de los temores sobre la tecnología biométrica han surgido de los largometrajes de ficción, donde se podía ver a los protagonistas ser tomados por la fuerza para activar accesos en sistemas biométricos o a delincuentes que presentan máscaras o huellas digitales falsas para activar sistemas de acceso.

Lo cierto es que el uso de biométricos ha demostrado ser, a lo largo de la historia, uno de los métodos más confiables de identificación de personas, sobre todo porque muchos de estos implican una prueba de vida, por lo que si se presentan maniquíes o representaciones de silicón o plástico de huellas digitales o rostros de personas en el lector, difícilmente podrá ser vulnerado.

Esta es una de las razones por las que la tecnología biométrica va paso a paso. Antes de salir al mercado, tanto dispositivos como soluciones deben pasar por diversas pruebas de confianza y seguridad, que garanticen su robustez para que no puedan ser burlados con facilidad. Es decir, este tipo de sistemas está diseñado para detectar cuando alguien es forzado a presentar sus rasgos biométricos.

Sin embargo, hoy son cada vez más comunes los sistemas de desbloqueo mediante biométricos, como el caso de los teléfonos celulares, tabletas, computadoras personales, puertas, incluso accesos físicos a edificios. No es difícil imaginar que cada vez será más usual encontrar este tipo de tecnología en los accesos de los vehículos, no solo como opción, sino como parte de la reglamentación.

Cerraduras biométricas para autos

Las cerraduras biométricas en las puertas de comercios, oficinas y hasta viviendas funcionan con un electroimán que se desactiva una vez que se ingresan huellas y o códigos de acceso, de modo que representan una forma segura de ingreso, así como una forma de control y seguimiento de entradas y salidas.

Los lectores de huellas para desbloquear cerraduras biométricas, junto con la instalación de cámaras de reconocimiento facial o lectores de iris, son solo algunos de los elementos que pueden contener los sistemas de seguridad biométrica incorporados en los automóviles para controlar y restringir el acceso.

Contrarrestar las cifras de robo de vehículos

De acuerdo con el informe más reciente de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) el robo de autos es uno de los delitos con mayor índice de frecuencia en México, con un promedio de 165 autos robados al día en todo el territorio nacional, considerando sólo los que cuentan con un seguro contratado.

Ante este panorama, los sistemas biométricos representan una excelente solución para combatir este tipo de delitos. Es seguro que su utilidad se verá reflejada en la medida que su uso se generalice en todo tipo de vehículos y no únicamente en los de lujo, al grado de que en el futuro pudiera llegar a incorporarse a la normativa de seguridad automotriz. 

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