Biometría Aplicada en la identidad de México

Derecho a la identidad: la puerta de entrada para ejercer otros derechos 

El derecho a la identidad es una de las potestades primarias que tenemos los mexicanos y está protegida en el Artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como por la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (artículos 3, 13, 19, 103). 

La identidad oficial se avala con el acta de nacimientos y una Clave Única de Registro de Población (CURP), y aunque la mayoría de los mexicanos entienden la importancia de contar con estos documentos, pocos comprenden el verdadero impacto que tiene su emisión y la dan por sentada, así como los derechos a los que tienen acceso gracias a estos. 

Sin embargo, para el 2.1% de la población (aproximadamente 2.7 millones de personas) la realidad es muy diferente, ya que estas personas no existen oficialmente y no sólo viven privados de sus derechos más elementales, sino también son excluidos de políticas que podrían ayudarlos a salir de la marginación a la que están supeditados desde su nacimiento. 

¿Pero por qué existen mexicanos sin una identidad oficial? 

La pobreza, la falta de compromiso político, el desinterés social y la complejidad geográfica son un coctel funesto para millones de mexicanos que no pueden acceder a la infraestructura del Registro Civil para ejercer su derecho a la identidad. Esto a su vez limita sus posibilidades de hacer uso de otros derechos a lo largo de su vida, como son el derecho a la protección, a la educación y a la salud, e impidiendo su inclusión en la vida económica, política y cultural del país. 

“No registrar un nacimiento hace estadísticamente invisible a un niño o niña en muchas esferas de la medición del desarrollo. Saber cuántos nacimientos suceden en un año determinado permite dar seguimiento a las tendencias poblacionales de fecundidad, mortalidad materna e infantil y sirve de insumo para el diseño, planeación e implementación de políticas públicas relacionadas con la salud, la educación y el desarrollo social”, señala el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). 

Ante ello, dentro de Objetivo de Desarrollo Sostenible 16 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha establecido la meta 16.9, la cual contempla que para 2030 se proporcione acceso a una identidad jurídica para todos, en particular mediante el registro de nacimientos. México es uno de los países participantes en dicha iniciativa. 

¿Cómo le damos identidad a todos los mexicanos? 

Aunque la meta de dar identidad al 100% de la población podría considerarse una labor titánica, lo cierto es que en estos tiempos los gobiernos cuentan con un gran aliado: la tecnología. 

“Hoy en día la tecnología permite capturar la información biográfica y biométrica de una persona sin necesidad de que el dispositivo tenga acceso a internet, por lo que la falta de conectividad no es un problema, ya que éste resguarda los datos de manera cifrada y, una vez que esté en línea, son enviados de manera segura a donde se resguardarán”, explica Adolfo Loera, CEO de Biometría Aplicada. 

Con estos dispositivos, los Registros Civiles podrían organizar campañas para visitar, prioritariamente, zonas rurales y/o de difícil acceso para validar, por medio del registro biométrico, si la persona ya está registrada o si es necesario iniciar el proceso. 

Como parte de un círculo virtuoso, dichos registros servirían para identificar poblaciones en situaciones de vulnerabilidad extrema y que demandan atención inmediata, por lo que se podrían canalizar recursos de una manera más ágil y expedita para proporcionar apoyos focalizados. 

Independientemente de que México tenga que cumplir con una obligación internacional, los beneficios de que todos los ciudadanos tengan un registro de identidad son tangibles y el respeto a este derecho fundamental es una deuda histórica que aún no se ha pagado. Sólo falta un poco de voluntad política para lograrlo.